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Mindfulness: El placer de las cosas pequeñas

MINDFULNESS Y LA ATENCIÓN PLENA AL PRESENTE

Podemos hacernos una idea de qué es el Mindfulness si reflexionamos un poco sobre nuestro estilo de vida. Solo hace falta estar un día de diario a las ocho de la mañana en la estación de atocha para darse cuenta de que vamos acelerados. Nos levantamos, nos arreglamos con el tiempo justo, salimos corriendo hacia el trabajo, comemos, y al salir nos esperan un sinfín de tareas por hacer: compras, lavadoras, comidas, recados,… hasta que te sientas para cenar y dices la tan conocida frase: “todavía no me he sentado en todo el día”. Enlazamos unas tareas con otras y en ocasiones lo realizamos de manera casi automática. ¿A quién no le ha ocurrido llegar a un sitio y de repente pensar: “no me he dado cuenta casi de cómo he llegado aquí”?

Y es que aunque físicamente estemos en un lugar, nuestra cabeza puede estar en otro sitio. Si nos fijamos es curioso, siempre que nos encontramos ansiosos o preocupados por algo es porque estamos adelantando algo del futuro (¿cómo me saldrá la conferencia?, ¿me dará tiempo mañana a hacer todo lo que tengo programado?) o recordando algo del pasado (la reunión de ayer del trabajo, lo que te contó tu mejor amiga por whatsapp, etc.), pero raramente lo estamos cuando nuestro cuerpo y mente está en el presente, en el aquí y ahora.

conectar con el presente mindfulness

Cierto es que las redes sociales y la tecnología no ayudan a conseguirlo. ¿Conocéis el significado de la Blackberry, uno de los primeros teléfonos móviles smartphones? Blackberry hace referencia a la bola negra de hierro que se les ponía a los esclavos nuevos en Estados Unidos. En los tiempos modernos es un teléfono móvil con el cual las personas quedan inalámbricamente atadas al trabajo las 24 horas del día, como los antiguos esclavos. Recibir un correo del jefe un domingo por la mañana. ¿A alguien le suena esto? Podemos estar, en un mismo instante, conectados con cualquier persona del mundo, visitar desde nuestra casa cualquier país e incluso saber qué está pasando en ese momento. Estas posibilidades son maravillosas, pero si no se manejan puede hacer que no estemos en ni en un sitio ni en otro, y lo peor de todo, nos alejen de nuestro propio presente. Sigamos con los ejemplos más típicos: quedar con amigos y estar más pendiente de las conversaciones del whastapp, ¿familiar verdad?

Entre toda esta vorágine de situaciones, recuperar el aquí y ahora, este mismo instante nos puede ayudar a recuperar esa calma y tranquilidad que tanto necesitamos en ese momento. Parar por un momento (física y mentalmente): dejar el móvil, parar de pensar lo que tenemos que hacer a continuación y lo que ya hemos hecho, las dudas, las preocupaciones… todo, y tan solo darse cuenta de dónde estamos, lo que tenemos alrededor (qué vemos, qué oímos) y cómo nos encontramos (qué estamos sintiendo, qué emociones – ¿estamos cabreados por algo y no nos hemos dado cuenta?- si tenemos frío o calor, etc.). En sesión, cuando lo practico con pacientes, algunos me han respondido: “¡me acabo de dar cuenta de que tengo hambre!”, o “me estoy dando cuenta de que el pantalón me aprieta demasiado”.

Un ejemplo que me gusta decir es: “imagina que eres de Marte y aterrizas en la Tierra por primera vez en tu vida y ves lo que hay a tu alrededor… obsérvalo, sé consciente de esto”.  ¡Cuánto daría por ver mi película favorita como si fuese la primera vez! Esto es imposible, pero sí podemos observarla y atender a los pequeños detalles.

Es estupendo y admirable la capacidad que tienen los niños para ver y disfrutar de los pequeños detalles. ¡Ellos sí saben estar en el aquí y ahora!

No solamente podemos poner atención a lo que ocurre en ese mismo instante, sino que podemos, además, buscar aquellos pequeños placeres del día a día. Esto es un importante recurso de manejo del estrés. Pase lo que pase en tu vida, sea cual sea tu situación, si buscas y disfrutas de estos pequeños placeres encontrarás un momento de bienestar, descanso o felicidad que te ayudarán a combatir el día a día. Normalmente, todo lo que tenga que ver con los sentidos funciona bastante bien: oler esa colonia tan especial, darnos una ducha o un baño mientras olemos la fragancia del gel y notamos el agua caer sobre nuestra piel, encender una vela y observar el fuego, tocar ese cojín tan suave, ver nuestro álbum favorito de fotos… Los primeros minutos de la película Amelie lo ilustra bastante bien. Os dejo el enlace al vídeo:

Estas técnicas forman parte del abordaje terapéutico llamado Mindfulness o atención plena que consiste en prestar atención de manera voluntaria a la experiencia inmediata del presente (pensamientos, emociones, sensaciones corporales y ambiente).  El Mindfulness se realiza en una actitud contemplativa no valorativa (sin juzgar si son correctos o no) y aceptándolo. Es decir, se trataría de la capacidad de observar las propias experiencias sin caer atrapado en su contenido (por ejemplo: observar tus pensamientos sin entrar a analizarlos, a darles vueltas, etc.). Nosotros incluimos esta práctica en nuestro plan de tratamiento, sobre todo dirigido al control emocional, pues se ha demostrado que es especialmente eficaz para la reducción de la ansiedad, depresión y estrés. Aquí tenéis un articulo de El País donde también hablan de la técnica de Mindfulness, que practicamos en nuestra consulta de psicología en Madrid.

Recuerda: si observas, desconectas de la automaticidad.

Psicologo madrid mindfulness

Mas información sobre:

Ansiedad

Depresión

Estrés

Autor

  • Inés Moreno

    Psicóloga general sanitario, especializada en tratamiento psicológico en adultos y pareja. Especializada en técnicas de 3ª Generación (EMDR Y TIC) consulta privada de psicología en Madrid. Parte del equipo de www.mipsicologomadrid.es

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Comentarios (2)

[…] Necesitas tener control sobre ti mismo, como vimos en el anterior blog de Mindfullness. Vivir y ser consciente de lo que quieres, aunque parezca lo normal, es algo que hemos dejado de […]

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[…] El problema viene cuando pasamos tanto tiempo persiguiendo desesperadamente la productividad, nos resistimos a tomarnos descansos de verdad, de esos que nos hacen desconectar, o mejor dicho, conectar con otra cosa que solo nos sirve para cambiar nuestro foco de atención y que muchas veces nos puede llevar a la atención plena. […]

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